sábado, 16 de julio de 2011

El compás moral del Vaticano es perfectamente útil

Sobre todo si hacemos exactamente lo contrario a lo que dice.

La Comisión de Derechos Humanos de la ONU ha aprobado una resolución que busca investigar los crímenes y leyes discriminatorias contra las personas LGBT:

El Consejo solicita al Alto Comisionado un estudio a ser finalizado para diciembre de 2011 que documente las leyes discriminatorias y las prácticas y actos de violencia contra individuos basados en su orientación sexual e identidad de género en todas las regiones del planeta, y cómo puede usarse el derecho internacional en materia de derechos humanos para terminar con la violencia y las violaciones basadas en orientación sexual e identidad de género; decide llamar a un panel de descusión durante la 19na sesión del Consejo de Derechos Humanos, a informarse con los hechos contenidos en el estudio solicitado por el Alto Comisionado y tener un diálogo constructivo, informado y transparente sobre los asuntos de leyes y prácticas discriminatorias y acto de violencia contra individuos basados en su orientación sexual e indentidad de género; y decide también que el panel discuta la acciones a seguir recomendadas por el estudio solicitado.
Y el Vaticano, parangón de compasión y moralidad objeta el lenguaje utilizado. En particular los términos "identidad de género" y "orientación sexual". Y además le da la vuelta al asunto y lo convierte en una dicotomía falsa de derechos para los homosexuales versus libertad religiosa:
El Arzobispo observó que todas las sociedades regulan el comportamiento sexual, hasta cierto punto -al prohibir prácticas como el incesto, la pedofilia o la violación- por el bien del bien común.
Comenzamos bien, sugiriendo que un acto consentido entre dos adultos del mismo sexo es similar a la violación y al abuso de menores y que debe legislarse contra ello. ¿Cuántas veces habrá que obligar a los curas a distinguir entre un comportamiento violento y nocivo como la violación y el sexo entre dos personas?
“En lugar de 'género', el concepto que debemos utilizar es el 'sexo', un término universal en el derecho natural se refiere a hombres y mujeres”, indicó el Arzobispo y advirtió que términos “como ‘género’ u ‘orientación sexual’ están pensados para escapar de la realidad y para dar cabida a una variedad de sentimientos e impulsos que luego se transforman en derechos”, indicó.
¿Qué quiere decir eso de que los sentimientos e impulsos se transformen en derechos? Las personas hacen cosas y sus acciones tienen consecuencias. Las acciones que descubrimos sean contraproducentes las castigamos y evitamos. El resto no nos importa. ¿Cómo es que dos personas del mismo sexo que quieran criar hijos o casarse es contraproducente? ¿Y "escapar de la realidad"? Caramba, valiente crítica de quien cree que hay un tirano en el cielo que le importa con quien nos desnudamos.
Para el Arzobispo, este uso del lenguaje puede parecer superficialmente inofensivo mientras los derechos alegados parezcan confinados a la vida privada. Sin embargo, advirtió que estas demandas están en conflicto con derechos auténticos como el libre ejercicio de la religión y la educación de los hijos, cuando permiten legislaciones contrarias a la defensa de la vida, el matrimonio y la familia.
El libre ejercicio de la religión no se ve amenazado por documentar y evitar los abusos a otros. Pero si la idea de libertad religiosa de Tomasi implica que se puede utilizar la ley para castigar y oprimir a una minoría, pues sí, entonces esto es una amenaza en contra de esa práctica a la que están acostumbradas las religiones. Es muy común ver a los religiosos gritando "OPRESIÓN, AUZILIO!!!11!" cuando la sociedad quiere quitarle a las religiones el palo que usan para oprimir a otros:
Un religioso sufriendo bajo la opresión atea.
Y nada, todo esto nace cuando uno tiene metido en la cabeza que GAY=MALO, sin sustento de ninguna clase. Una vez más el pensamiento religioso nos demuestra su utilidad para encontrar la bancarrota moral casi sin esfuerzo.

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