La prensa la llama la primera boda gay, pero la ambigüedad es es justamente lo que permitió que suceda. Joe Hateley es varón, nació mujer y sus genitales aún son femeninos. Es transexual y fue únicamente el hecho de que identificación aún le hacía miembro del sexo femenino lo que les permite a los empleados del Registro Civil unirlos a Joe y a Hugo Vera en matrimonio bajo la legislación vigente.
Sin importar el nombre que queramos ponerle, este es un acto valiosísimo para abrir el debate en pos de la igualdad de derechos de las minorías sexuales en el Ecuador. Los homosexuales ante la ley no tienen los mismo derechos que los que por accidente nos gusta gente del sexo opuesto. La Constitución vigente tiene esa contradicción: todos somos iguales ante la ley según el artículo 11, pero restringe al matrimonio a ser solo entre hombres y mujeres en el art. 67. El resultado es que las minorías sexuales no tienen los mismos derechos que el resto y la constitución se contradice al respecto.
El hecho es que no hay razones válidas para excluir a un grupo de gente de contraer el vínculo matrimonial, y esta injusticia debe terminar. Felicidades a Joe y a Hugo. Y a la comunidad LGBT, mis mejores deseos. Aquí tienen a un hetero que cree en sus derechos y que les apoya. Es lo mínimo que puedo hacer.
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