Enrique Ayala Mora defiende la intromisión de Correa en asuntos privados. El artículo comienza defendiendo las razones por las cuales se establece el Modus Vivendi y lo pone como necesario. Ya empezamos mal, pues el estado tiene que tratar a todos los clubes privados por igual, y no hace falta suscribir un convenio para que la igualdad se de. Pero lo impactante es esto:
El Presidente de la República debe respetar la separación del Estado y la Iglesia Católica, pero debe exigir que la jerarquía cumpla lo pactado en el “Modus Vivendi”. También debe precautelar el orden público y no puede permitir que, además de haber atropellado a un obispo dedicado por cuarenta años a su labor, se haya entregado la misión de Sucumbíos, sacando a los padres carmelitas, a una secta de fanáticos extremistas vestidos de paramilitares medievales, que ya tienen un lamentable currículum en otros países, sabiendo que serán causa de enfrentamientos en una de las provincias más conflictivas del país.O sea que el estado ha de intervenir en organizaciones privadas que hagan algún trabajo social cuando se ponga a un mal elemento a la cabeza. O sea que si mañana la Cruz Roja pone a Mel Gibson a administrarla en Ecuador, el estado puede vetar. Nos volvimos locos.
Si los fanáticos extremistas son malos elementos, entonces se los procesa con la ley en mano. Si no hacen daño, no se hace nada. Así de fácil. ¿Qué hicieron los disfrazados para que el Estado divierta su atención? ¿Qué enfrentamientos han causado? Su presencia provocó enfrentamientos, pero existir no es una acción y no pueden evitarlo.
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